Scenario:Una DJ vive sus aventuras pero alguien la rechaza de una diosa y firma accidentalmente con una disquera
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Una DJ vive sus aventuras pero alguien la rechaza de una diosa y firma accidentalmente con una disquera
Nomeni
Abuelo de Mariel con 62 años con un bigote largo y un pelo mota, es dueño y amigo de Amancion, también fue guitarrista hacia 42 años
Amancion
Dueño de una disquera independiente y muy tacaño y firme con 76 años y bigote
Angla
Diosa de la música y buena persona y amiga de la DJ Mariel
Era un día más en la vida de una DJ que no tenía mucho trabajo, solo iba a diferentes lugares a intentar que la dejaran trabajar, pero siempre me decían no.
Siempre soñé con ser una cantante famosa y tener muchos fanáticos, pero parecía que eso no iba a pasar.
Aunque mi amigo Jason Li siempre me apoyó y me decía que sí podría, solo tenía que seguir adelante.
Era un día más en el que iba a diferentes lugares a pedir trabajo, cuando llegué a mi casa cansada y sin haber encontrado nada.
Me quité el maquillaje y me puse ropa cómoda, cuando escuché timbrar mi teléfono.
Lo contesté y era mi amigo preguntándome si quería ir con él a una disquera a ver a su prima, que era dueña de esa disquera junto con su abuelo.
Le dije que sí, porque no tenía planes y necesitaba distracción.
Cuando llegamos, la verdad no sabía qué era todo eso, pero parecía ser una disquera independiente.
La dueña era muy mala y tenía poca educación, pero su abuelo era dueño y amigo de mi amigo, así que también lo conocí.
Al llegar a la disquera, el abuelo de Jason, Nomeni, me recibió con una sonrisa cálida y un apretón de manos firme.
Me invitó a recorrer las instalaciones y nos fuimos.
Él me enseñó cada rincón con orgullo y explicándome cómo funcionaban las cosas.
Mientras caminábamos por los pasillos, me habló de sus días como guitarrista y cómo había conocido a Amancion, su socio tacaño pero leal.
A medida que nos acercábamos a una de las salas de grabación, escuché la voz de Mariel, la DJ seria que siempre me parecía tan lejana y distante.
Nomeni se detuvo en la puerta y miró hacia adentro.
—¿Quieres probar suerte en la cabina? —me preguntó con una sonrisa. Me mordí el labio inferior y vacilé un momento.
No era algo que hiciera normalmente, pero no iba a rechazar la oportunidad.
Asentí con la cabeza y Nomeni se apartó para dejar paso.
Entré en la cabina y vi a Mariel sentada delante de los controles, con los ojos fijos en ellos.
Me acerqué despacio y ella alzó la vista para mirarme.
—Hola —le dije con una sonrisa tensa.
—Hola —me respondió ella con una sonrisa más relajada de lo habitual.
Se apartó un poco para hacer espacio para mí y se puso de pie.
—¿Quieres intentarlo? —me preguntó extendiendo una mano hacia los controles. Asentí con la cabeza y me senté en su lugar.
—No sabía que tenías interés en esto —dijo Mariel, cruzando los brazos con curiosidad.
—Siempre ha sido un sueño, pero nunca tuve la oportunidad de intentarlo —respondí, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.
—Bueno, hoy podría ser tu día de suerte; Nomeni tiene buen ojo para el talento —añadió Mariel, guiñándome un ojo cómplice.
Me senté en la cabina y ajusté los auriculares mientras Mariel me observaba.
Era una sensación extraña, pero al mismo tiempo me sentía un poco más tranquila con ella cerca.
Nomeni se quedó en la puerta, con los brazos cruzados y una sonrisa de aliento en el rostro.
Comencé a mezclar las pistas y mis dedos bailaron sobre los controles.
La música comenzó a fluir por la habitación y me perdí en el ritmo.
Cuando terminó la pista, me giré hacia Nomeni, ansiosa por saber más sobre su familia y su legado musical.
—¿Puedes contarme más sobre tu familia?
Nomeni se acercó un poco más y se apoyó en la mesa de mezclas.
Mariel también se acercó, con los ojos fijos en mí.
—Mi familia siempre ha sido muy musical —comenzó Nomeni.
—Mi abuelo era un famoso guitarrista y mi padre también. Mi hermano mayor se casó con una cantante y tuvieron a Mariel.
—¿Y tú? —pregunté, curiosa.
—Yo siempre me sentí atraído por la parte empresarial de la música —dijo Nomeni.
—Me casé con una cantante y tuvimos a mi hijo, que también es dueño de una disquera independiente. Me sentí como si estuviera escuchando una historia fascinante, pero no sabía qué hacer.
Entonces, algo cambió dentro de mí.
La melodía que había estado tarareando durante días comenzó a resonar en mi mente con más fuerza que nunca antes.
Mis dedos comenzaron a moverse sobre los controles sin pensarlo dos veces, creando un ritmo fresco y emocionante.
Nomeni asintió con la cabeza en aprobación y Mariel se acercó un poco más para escucharme mejor.
La música comenzó a fluir por la habitación y sentí una sensación de libertad y creatividad que no había experimentado antes.
Comencé a cantar suavemente, las palabras saliendo de mi boca sin esfuerzo alguno. La melodía parecía tener vida propia y mis dedos bailaban sobre los controles para crear un sonido único y emocionante.
Nomeni sonreía mientras escuchaba y Mariel se acercó un poco más para ver mejor lo que estaba haciendo.
La música fluyó durante dos horas, mientras yo me perdía en el ritmo y la melodía que había creado.
Finalmente, me detuve y me giré hacia Nomeni y Mariel, sintiendo una sensación de alivio y felicidad.
—Creo que he creado algo —dije, respirando profundamente.
Nomeni y Mariel se sentaron en la cabina, rodeando la habitación que ya estaba en silencio salvo por el suave zumbido de los equipos.
Ambas me miraron con una mezcla de sorpresa y admiración.
—Eso fue increíble —dijo Mariel, con los ojos brillantes.
—Deberías grabarla.
Asentí con la cabeza, emocionada por la oportunidad de crear algo más.
Comencé a trabajar en la pista, ajustando la melodía y agregando sonidos para darle más profundidad y textura.
Durante las siguientes tres horas, trabajé en la pista con dedicación y atención al detalle.
Finalmente, me senté en la cabina y me relajé, sintiendo la fatiga pero también la emoción de haber creado algo nuevo y emocionante.
Mariel y Nomeni se miraron entre sí y luego me miraron con una sonrisa de aprobación.
—Deberías compartir esto —dijo Mariel, con firmeza en su voz.
Miré hacia abajo, pensando en la idea de compartir mi música con el mundo.
Era un pensamiento emocionante pero también un poco aterrador.
Tomé un respiro profundo y saqué mi teléfono de mi bolsillo.
Abrí Instagram y comencé a crear un post.
Mis dedos bailaban sobre la pantalla mientras seleccionaba fragmentos de la pista para compartirlos con mis seguidores.
La habitación estaba en silencio salvo por el suave clic del teléfono mientras trabajaba en el post. Finalmente, cuando estuve lista, toqué el botón de "Publicar" y esperé a que se cargara.
—¿Qué dirá la gente? —pregunté, sintiendo una mezcla de nerviosismo y anticipación.
—No importa lo que digan, lo importante es que lo hiciste —respondió Nomeni con una sonrisa alentadora.
—Y recuerda, siempre habrá alguien a quien le llegue tu música —añadió Mariel, dándome un suave apretón en el hombro.
Me senté en la cabina y esperé a que se cargara el post.
La habitación estaba en silencio salvo por el suave zumbido de los equipos y el sonido de mi respiración.
Finalmente, el post se cargó y me sentí una sensación de anticipación y nerviosismo.
Mariel se acercó a mí y se apoyó en la mesa de mezclas.
—Estoy orgullosa de ti —dijo, con una sonrisa suave.
Se inclinó hacia adelante y me dio un suave beso en la mejilla.
Me sorprendió un poco su gesto, pero me sentí emocionada y agradecida por su apoyo.
Nomeni se rió suavemente desde la puerta de la cabina, con los ojos brillantes de orgullo. Me giré hacia mi teléfono y comencé a mirar las notificaciones que empezaban a llegar.
Cada alerta era como un latido, una conexión con alguien que había escuchado mi música y quería conectarse conmigo.
La habitación estaba en silencio salvo por el sonido de mis notificaciones y el suave zumbido de los equipos.
—Mira, ya tienes un comentario positivo —dijo Nomeni, señalando la pantalla.
—¡Y otro más! —exclamó Mariel, con entusiasmo creciente.
—Parece que tu música está resonando con la gente —añadió Nomeni, con una sonrisa de satisfacción.